Todos queremos ser conservadores… De nuestro empleo, con Seguro Social, con prestaciones, Fonacot, tranquilidad…

QUIERO SER CONSERVADOR

Por Eleazar Flores

ESTARÍA MEJOR-. De entrada pudo irse con la finta dados los tiempos que vivimos pero eso de SER CONSERVADOR viene del anhelo profundo de DON TEOFILITO, quien de un año a la fecha vive en añoranza por lo que ha perdido sin la posibilidad inmediata de recuperación.

Quiero ser conservador de mi empleo, -regularmente pagado-, gracias al cual tenía servicio médico en el IMSS, de pequeños préstamos en FONACOT y muchas cosas que he perdido, clama.

Ni se extrañe de las quejas de Don Teofilito por no haberlo visto, como jamás ha visto a Emilio Lozoya en los últimos meses, gracias al trato VIP que le otorga la Fiscalía General de la República y todo el órgano gubernamental de la cuarta transformación, cuyo comandante dicta el guión a seguir en este caso desde el púlpito de sus conferencias matinales.

Continúan las quejas de Don Teofilito quien sufre doble desde el momento en que sus nietos ya no pudieron ir a las guarderías donde recibían no solo alimentación, también atención profesional a cargo de sicólogas, enfermeras y demás personal que contaba con experiencia para entretener a los menores de cuatro años. Quisiera ser conservador de esos servicios, reclama el interlocutor.

Anhelo seguir siendo conservador de mi SEGURO POPULAR pues cuantas veces acudía a las instalaciones médicas me atendían bien, me proporcionaban medicinas y cuando no las tenían en existencia que era muy raro, me firmaban la receta-vale para acudir a alguna otra farmacia para conseguir el medicamento señalado. Todo eso ha desaparecido, insiste.

Ante tantas añoranzas, no queda más que darle la razón al vetusto Don Teofilito que insiste en seguir siendo “conservador” pero de todo lo que ha perdido en un lapso de dos años.

INFORME-. En honor a la verdad hay que reconocer que el mensaje del segundo informe presidencial, -que no informe pues éste lo entregó hasta por la tarde la secretaria de Gobernación Olga Sánchez-, tuvo cosas positivas, para desmentir a quienes afirman que uno solo ve lo malo.

Dos cosas buenas: la primera fue la brevedad, de escasos 53 minutos de duración del mensaje y la escasa y selecta asistencia; para estar acordes con los tiempos del coronavirus. Hasta pudo practicarse la sana distancia con cubre2bocas la mayor parte de los asistentes, así algunos de los invitados hayan roto el protocolo dándose hasta abrazos, como hacían los “conservadores”.

De los negativos, si es que alguien los acepta, mejor dejarlos a los especialistas de la crítica política, pues eso de que vamos bien y saliendo de las dos crisis, económica y sanitaria difícil creerse. Iincluso muchos piensan que el mensajero cree que estamos en pejelandia.

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