Sigue sainete de cifras

BOTÓN-MUESTRA-. En la noble e incansable lucha contra el coronavirus por parte de médicos y paramédicos del país, éstos paradójicamente son víctimas por estar desprotegidos de equipos adecuados, al recibir reclamos injustos de enfermos, sus familiares y… 

Y si a esto agrega el sainete de cifras de sospechosos, contagiados, entubados y decesos las cosas empeoran. Las diferencias ya no solo surgen con gobiernos norteños, también en el Edomex. 

CERO Y VAN…-. Solamente en las cifras del miércoles, la Dirección General de Epidemiología del gobierno federal, -léase López Gatell-, informó que en el estado de México había 1,593 casos de coronavirus, siendo éste el dato más importante, desglosándose en el reporte los sospechosos, los entubados y hasta los recuperados bajo observación. 

Pero la Secretaría de Salud del estado de México registra solamente 1,157 casos, 436 menos que los reportados por el gobierno federal. Usted dirá que el dato no es para preocupar pero imagínese que éstas y muchas “pequeñas” diferencias de víctimas del coronavirus en etapa de sospechosos, entubados, dados de alta y en observación no cuadran, sí que estamos lucidos. 

Por respeto a su tiempo le omito otras cifras, no vayan a ser diferentes entre Edomex-federación. 

El sospechosismo, palabra que saltó a la palestra del lenguaje político en la era del panismo, con el nacimiento del siglo y del milenio, no es gratuito, más bien se lo ha ganado a pulso la clase política de antes y de ahora, que deja mucho qué desear. 

Los primeros datos de sospechosismo en este sexenio surgieron con la renuncia-denuncia del ex panista recién investido como “moreno” Germán Martínez Cázares, cuando tras ser maniatado para operar el IMSS como quería, dejó el cargo sabedor que tenía otra chamba segura, la de senador plurinominal que ocupó de inmediato. Aclaraciones sobraron pero ahí quedó la duda. 

Duda relacionada con escasez de insumos en el IMSS, incapacidad para designar delegados y otros funcionarios operativos más, limitante que le ponía el entonces secretario de Hacienda Carlos Ursúa; y éste, para confirmar tantas limitaciones para el trabajo tuvo que renunciarle al mismísimo padre de la cuarta transformación. Fueron las dos primeras bajas notorias por diferencia de datos. 

Esas diferencias en cifras no desbarrancan a nadie, -y menos en este sexenio-, pero dejan una tela de dudas cada vez más gruesa por no dejar ver la ver lo que realmente se hace, pero sobre todo lo que se deja de hacer o se hace mal, y de esto último jamás se habla en las nocturnas y mucho menos en las mañaneras, donde micrófonos y tiempos son para el lucimiento

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