Voz y voto a las Fuerzas Armadas en la sucesión… El Senado se quedará acéfalo

  • ¿Quién es la corcholata favorita del Ejército?
  • Ante tanto poder, la milicia tendrá voz y voto
  • Se quedarán acéfalos los órganos del Senado

Por JOSÉ UREÑA

El dato inicial es simple:

Andrés Manuel López Obrador incrementa día con día las actividades y el poder de la Sedena y de la Marina.

Ayer tocó turno a la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM), entregada al general retirado André Georges Foullon Van Lissum.

La encomienda es recurrente administrador tras administrador, atacar la corrupción en ese sector, uno de los elementos por los cuales se fue Rafael Marín Mollinedo.

No le va mal: su remoción trajo un ascenso, como muchos otros funcionarios lópezobradoristas con señalamientos, y fue designado embajador de México ante la Organización Mundial de Comercio.

Eso no obsta para anotar el incesante incremento de poder para las Fuerzas Armadas de principio a fin del actual gobierno.

Es como si se hubiese convertido en un sector más de Morena, el militar, como antaño la milicia lo era del PRI y tenía consagradas posiciones diversas, gubernaturas, senadurías, diputaciones, alcaldías…

LOS NEXOS DE ADÁN

Ahí está la duda:

¿Cuál será la influencia de las Fuerzas Armadas en la sucesión presidencial?

¿Quién es su corcholata favorita dado su inmenso poder?

¿Cómo garantizarles al Ejército y a la Marina su gran papel?

Una revisión de hechos da pistas: los miembros del gabinete más allegados a las Fuerzas Armadas han sido Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, y Adán Augusto López, hasta la semana pasada secretario de Gobernación.

Su relación es o era estrecha por razones de gobernabilidad.

Pero Rosa Icela no juega por un cargo electoral para el 2024 y Adán Augusto remonta en las encuestas en pos de la candidatura presidencial.

Su gran aceptación en el ámbito castrense puede ser factor y la relación mutua supera con mucho a las demás corcholatas, Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal.

Y no lo dude: el verde olivo tendrá opinión.

UN SENADO ACÉFALO

Ayer se dio un acto de unidad en el Senado de la República.

Su presidente Alejandro Armenta y el nuevo jefe de la mayoría, Eduardo Ramírez, ofrecieron una comida a los mandos legislativos y medios de comunicación.

Casualmente son dos senadores en la solicitud de licencia lista para irse porque son punteros en sus respectivos estados, Puebla y Chiapas.

¿Cuándo?

Simplemente esperan las convocatorias y se emitirán entre septiembre y octubre, en cuanto se haya decidido la corcholata presidencial.

Armenta terminará sus funciones de presidente el día último de agosto, cuando entrará en funciones una mujer y en teoría la tiene prometida Marybel Villegas por su disciplina ante la postulación de Mara Lezama en Quintana Roo.

El poblano va muy arriba en las preferencias sobre el diputado Ignacio Mier, por cierto pariente suyo, y sólo un golpe bajo o un dedazo presidencial podría apearlo.

Igual panorama tiene Eduardo Ramírez, quien es morenista porque el priísta Aurelio Nuño le cerró el paso a la candidatura chiapaneca en 2018.

Fue una venganza:

Ramírez era líder del Congreso estatal y dirigente del PVEM, pero criticó la reforma educativa de Enrique Peña y en 2016 el entonces secretario de Educación Pública lo amenazó:

-De mi cuenta corre que no seas candidato de la alianza PRI-Verde.

Se lo cumplió, emigró y ahora vuela en los sondeos para colocarse en la antesala del sueño escamoteado en 2018.

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