CIUDAD DE MÉXICO.- ¡Qué entorno familiar el del niño de 11 años que mató a su maestra de inglés en el Colegio Cervantes de torreón el viernes pasado.
Era huérfano de madre, vivía con sus abuelos -muy ricos, pues les acaban de congelar 121 millones de pesos- y su padre estaba preso en Estados Unidos por tráfico de drogas.
De 35 años de edad, José Angel -del mismo nombre que su hijo- salió en octubre de una cárcel texana y deportado a México como delincuente.
Se cree que había purgado ya su pena.
Por eso el gobernador Miguel Riquelme dijo esta noche a Azucena Uresti, en entrevista para Radio Fórmula, que la situación del menor era “bastante compleja”.
Explicó:
“Esto va salir más adelante, pero el papá del niño tenía algunos meses que acababa de salir de la prisión en Estados Unidos. No recuerdo bien el cargo, pero estaba relacionado a la posesión de narcóticos”.
Pese a esta situación, continúan las investigaciones para determinar cuál fue el entorno por el cual el niño incurrió en una conducta delictiva a pesar de ser considerado buen estudiante.
Hoy el drama es para los mayores.
El abuelo se encuentra internado acusado de homicidio doloso y las autoridades presagian de 18 a 35 años de cárcel.
La razón: irresponsablemente tenía las armas en su domicilio y al parecer José Angel jugaba con ellas y se hizo experto en su manejo.
Ahora se investiga también al papá -José Angel, para variar- y se estudia cuáles serían los cargos para él.
