CIUDAD DE MÉXICO.- El expresidente Felipe Calderón consideró que no tuvo la misma fuerza política que Andrés Manuel López Obrador tiene en la actualidad, por lo que tenía más dificultad para relacionarse con ciertos sectores como el empresarial.
En entrevista para El Economista sobre su libro “Decisiones difíciles”, Calderón se refirió a la relación con empresarios y aseguró que el presidente López Obrador “forza” a las empresas a renunciar a sus estrategias legales para contestar el fisco.
Comentó que las relaciones más complicadas eran con los medios de comunicación y telecomunicaciones. Una de ellas fue con el multimillonario Carlos Slim, con quien tenía una relación respetuosa, pero complicada.
“Todo el tiempo había tensión y yo estaba muy consciente de eso. Hay que recordar que no tenía mayoría en el Congreso. Eso implicaba negociar y llevar con mucho cuidado estas relaciones”, reveló el expanista.
Sobre el tema de Mexicana de Aviación, aseguró que la ayudó para evitar la quiebra, sin embargo, con la crisis de 2009, que se agravó con la pandemia de la influenza A1HN1 y donde se vino abajo el turismo.
“Se hizo todo lo que se pudo, mientras se pudo, pero me culpan de la quiebra. Esto me lleva a una frase de Carlos Castillo Peraza: ‘ninguna cosa buena que hagas quedará impune’”
El expresidente dijo que para superar la crisis del 2009, sesionó el gabinete económico varias veces a la semana, así como con Guillermo Ortiz del Banco de México (Banxico).
Explicó que contaba con información muy clara de lo que estaba pasando y podía tomar decisiones muy pronto, tuvo que hacer una política de gasto muy agresiva que llevó a México a un déficit de tres puntos del PIB y tuvo que solicitar créditos y fondos de estabilización.
Por ejemplo en Pemex, Calderón tuvo que hacer cambios de fondo, a pesar de que es considerada a Petróleos Mexicanos como “el alma de México”.
“Los incentivos dentro de Pemex son perversos. No hay conexión entre los dueños que somos los mexicanos y los que administran la empresa. Prevalecen los intereses de la administración. Siempre es mejor conceder al sindicato una canonjía, que enfrentarlo. Hay veces que cediendo a la exigencia, los administradores se benefician”.
Con información de El Economista
