El pensamiento corriente y el discurso del ‘fuchi, caca’ como filosofía de la transformación

Por Rafael Cardona

“Corriente de pensamiento…” ha dicho de sus ideas el Señor Presidente.

Corriente no es, en este contexto, un adjetivo para calificar la forma de pensar de alguien. Es una novedad, una tendencia, una incorporación temática en el catálogo de las ideas nacionales. Una corriente, una escuela, como en su tiempo fue el positivismo; como  el marxismo inspirador de tantas patrañas.  Pero  también un discurso escatológico (teologías aparte).

“…Pero no sólo es eso, es también que ya hay una nueva corriente de pensamiento y eso se debe a nuestro movimiento, porque antes ni en la academia, ni en las universidades se trataba el tema de la corrupción, mucho menos en el parlamento, en los discursos políticos, no se mencionaba ni siquiera la palabra. Ahora es distinto, todos los días la estamos mencionando y no sólo eso, el corrupto está quedando mal visto, estigmatizado. ¡Fuchi caca…!”

Pero la corriente de pensamiento y la caca, no equivalen a  decir lo corriente del pensamiento, pues no se trata de calificar sino de crear conciencia de cómo el flujo de las aguas de un Jordán moralizante y purificador, cuyo manantial es la palabra morena, riega la nueva tierra prometida, especialmente en las comunidades de fuerte presencia indígena, las cuales han estigmatizado y, enviado a la mierda, fuchi, a los corruptos e inmorales,  como quedó probado en Milpa Alta el pasado fin de semana.

La mayoría de los medios no le dedicó  espacio  a un anuncio hecho ahí: la creación de una universidad lingüística, dedicada a la preservación, enseñanza, y divulgación –supongo–, de las lenguas indígenas especialmente (es de suponerse), las más habladas aún  en México: el náhuatl y el maya.

Así lo dijo nuestro Señor Presidente:

“…Hablaba yo con  Adelfo Regino (director general del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas) y miren, no hay una universidad que enseñe las lenguas originarias y vamos a ponernos de acuerdo con Adelfo. 

“La lengua que más se habla en el país es el náhuatl y después el maya. Hago el compromiso, ya ven que en los pueblos, como yo conozco bien, hay celos y hay sentimientos; entonces, que se pongan de acuerdo aquí en Milpa Alta para ver en qué pueblo se pone la universidad para la enseñanza de las lenguas indígenas de México”.

Como sabemos esto no es nuevo aun  cuando sí es más ambicioso. Marcelo Ebrard, cuando fue jefe de Gobierno del DF, impulsó algo  de esta naturaleza (febrero 2008).

“…El jefe de Gobierno capitalino, Marcelo Ebrard Casaubón, presentó el número 279 de la Gaceta Oficial del Distrito Federal en el que se publica, por primera vez, la traducción de un documento oficial al náhuatl (el texto elegido para su traducción y publicación en el órgano oficial del gobierno de la ciudad fue el Programa de Desarrollo Social 2007-2012), y dijo que es obligación de los servidores públicos de la administración local, incluido el Tribunal Superior de Justicia (TSJDF) y la Asamblea Legislativa (ALDF), aprender esta lengua (hasta donde se sabe nadie ha cumplido con esa “obligación”. Ni él. Sería muy bueno escucharlo en la tribuna de la “ONUTL”).

“…En tanto (prosigue la información), se trabaja en un proyecto para establecer el Centro de Lenguas Indígenas de la Ciudad de México, así como en insertar su estudio en el sistema educativo de la entidad (hasta donde se sabe ese fue otro de los cotorreos de Marcelo)…”

En esa ocasión Ebrard dijo estas palabras para el mármol:

“…no puede haber equidad con las comunidades indígenas que hablan una lengua distinta al español si la autoridad no resuelve el primer problema, que es la comunicación…” Ajá. Ni el padre Ángel María Garibay lo hubiera dicho mejor. Bueno, ni León Portilla.

En  fin, los pueblos originarios son sabios y buenos. Cuando ellos se organizan en  sus comunidades no hay delitos, ha dicho el Señor Presidente. Y lo ha dicho así, con toda claridad:

“…cuando yo fui jefe de gobierno no había en Milpa Alta delitos, no había delitos porque se mantenía la organización comunitaria, el mismo pueblo estaba organizado para garantizar la seguridad…”

HERMANO Y HERMANA

Hace años, cuando la sucesión presidencial era un asunto de “tapados” y fintas, Miguel de la Madrid engañó a medio mundo con su fraternidad elegida  con Alfredo del Mazo González.

“El hermano que no tuve…”

Hoy el Señor Presidente se ha referido a Claudia Sheinbaum como su hermana.

“… ¿Por qué no menciono a Claudia Sheinbaum?

“Porque ella es nuestra hermana, yo estoy hablando por ella…”

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