WASHINGTON.- Donald Trump se apresta a salir airoso otra vez de situaciones difíciles e inclusive para ver fortalecida su campaña hacia la reelección presidencial.
Ha logrado someter al Partido Republicano y agrupar a sus senadores, quienes ya frenaron la presentación de testigos que los hundirían y encaminarían el “impeachment”.
No habrá desafuero y esto quedará comprobado el miércoles próximo, cuando la Cámara de Senadores vote el proceso impulsado por el Partido Demócrata y los republicanos impongan su mayoría.
Fundamental para este resultado ha sido Mitch McConnell, líder de la mayoría y jefe del control político del cuerpo legislativo que pondrá carpetazo final al sueño de los demócratas.
Suerte de Trump: el líder era el republicano John McCain, su eterno opositor que inclusive prohibió la asistencia del presidente cuando el cáncer lo venció, pero hace dos años murió y los sustituyó McConnell.
Los republicanos tienen 53 escasos y se esperaba que varios de ellos votaran por la destitución del mandatario, pero ni siquiera lograron llevar el caso al extremo.
Los demócratas pretendían presentar testigos usados por Trump para presionar al gobierno de Ucrania y para obstruir las investigaciones del. Congreso, pero ni a eso llegaron.
Solamente dos legisladores del partido gobernante, Mitt Romney y Susan Collins, se manifestaron por escuchar a todas las partes para tener un mayor ámbito de juicio.
Con este panorama firme, el lunes se presentarán las conclusiones, el martes se revisarán en comisiones y el miércoles serán desechadas por el pleno.
El perdón está asegurado para quien contra viento y marea se hizo de la candidatura presidencial republicana hace cuatro años, ganó la Casa Blanca y gobierna con autoritarismo y entre críticas.
