CIUDAD DE MÉXICO.- Fue la propia jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, quien dio la orden de no contener a los anarquistas que vandalizaron la Embajada de Estados Unidos y Paseo de la Reforma.
No lo hizo sobre dos pretextos: no reprimir ni ser en la provocación, reveló el periodista Joaquín López Dóriga en su noticiero vespertino de Radio Fórmula, donde dio seguimiento minuto a minuto de los daños durante casi un par de horas.
Por esa decisión de Sheinbaum no hizo presencia la policía pese a que la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) se encuentra a dos cuadras, sobre la calle Liverpool en la Zona Rosa y hay una base de sector a media cuadra, sobre Avenida Florencia.
Se fueron contra los periodistas y camarógrafos que cubrían sus desmanes y los acusaron de ser los provocadores. Eran jóvenes entre 18 y 23 años de edad, puntualizó el reportero Leopoldo Espejel, de Radio Fórmula, quien fue uno de los heridos.
Esta fue inclusive atacada e incendiada en una marcha femenina cuyos infiltrados dañaron la estación del Metrobús en la Glorieta de Insurgentes, lugar donde también un cobarde golpeó por la espalda a un reportero de TV Azteca cuando transmitía en vida.
Tampoco entonces hubo intervención de la policía capitalina para contener la violencia y proteger, papel fundamental del Estado, a una población indefensa que ve manifestaciones de todo género con participantes cada vez más agresivos.
Hoy los anarquistas acudían a convocatoria para manifestarse contra la violencia en Estados Unidos luego que un afroamericano, George Floyd, fue asfixiado por un policía blanco que le puso la rodilla en el cuello durante 11 minutos.
-¡No puede respirar! -fueron sus últimas palabras, frase que se ha convertido en el grito de batalla de cientos de miles de estadunidenses que claman justicia y fin de la violencia policiaca en más de 140 ciudades del vecino país del norte.
Aquí una simple manifestación, al principio de poco más de 50 anarcos y luego quizá casi 200, se desbordó porque no hay voluntad política de proteger ni a la población ni a los bienes nacionales y extranjeros en este caso.
