
CIUDAD DE MÉXICO.- Andy Ruiz murió de nada.
No peleó, no encontró a Anthony Joshua y el mexicano perdió su breve reinado como campeón mundial de los pesos pesados.
En contraste, enfrente hubo un británico muy bien preparado, de gran movilidad, con un jab efectivo para defender y atacar y un estado físico envidiable.
Terminó la pelea como si apenas estuvieran en el tercer round, mientras el perdedor no atinaba ni al bulto ni a la cara, con sucedió en el Madison Square Garden.
Desde el primer round se marcó el resultado: Andy Ruiz fue alcanzado por un derechazo que le abrió una fenomenal herida en el ojo izquierdo.
Joshua terminó con el rostro limpio, apenas sudoroso y sin ser alcanzado por golpes de rigor como los recibidos cuando perdió la tercia de campeonatos que detentaba hasta julio.
La decisión fue unánime de los tres jueces y de esa manera Joshua se lleva los tres cinturones que temporalmente estuvieron en la frontera méxico-estadunidense.
Las tarjetas marcaron hasta diez puntos de diferencia para el británico.
Al final, con caballerosidad, Andy Ruiz dialogó con Anthony Joshua, quien lo consoló y a distancia, en pantalla, parecía desearle suerte.
Simple consuelo sin más premio que la promesa de una tercera pelea y “más billeteros” para Ruiz.