CIUDAD DE MÉXICO.- Ya no fue el avión presidencial como distractor.
O como tentación para para aportar de 20 millones hasta 50 millones… ¡por caridad! para la salud de los mexicanos.
El fólder estaba en cada uno de los cien lugares diseñados para los magnates del capital nacional con las cuatro ofertas.
-20 millones, 30 millones, 40 millones o 50 millones.
O sea, si uno de ellos da el mínimo de alternativas que recibieron en su cena con Andrés Manuel López Obrador, apenas recuperará los 20 millones invertidos en cactos de la Lotería Nacional.
Y mientras ellos eran esquilmados en la sede del Poder ejecutivo, afuera estaban los signos de su poder económico: Jaguar, Mer eres Benz, Tahoe, Suburban…
Obvio, vehículos blindados.
Usted los conoce:
Carlos Slim, Emilio Azcárraga, María Asunción Aramburuzavala, Miguel Alemán, Bosco de la Vega, Carlos Bremer, Miguel Rincón, Angel Mieres, Olegario Vázquez, Carlos Peralta, Daniel Servitje…
Llegaron listos para cenar tamales de chipilín con chocolate.
-Quizá fueron los tamales más caros de la historia -bromeó Bosco de la Vega.
Serios, poco dispuestos a hablar, no mencionaron si fueron obligados a firmar el documento, pero alguno de ellos dijo que no, que todo fue voluntario, que es por la patria, por la salud de los mexicanos.
¿Y el avión presidencial?
-Eso no se tocó.
López Obrador les dijo que ya sabían a qué iban y les pidió aportar, por lo cual luego de la intervención de los llamados “niños gritones!” uno a uno se paró a depositar su boleto en una ánfora.
No se sabe cuántos de los cuatro millones de cachitos y están vendos o por lo menos comprometidos.
Pero el ánimo, la seriedad de los asistentes a Palacio Nacional no habla dsw mucha voluntad y sí de mucho compromiso porque fueron obligados.
