CIUDAD DE MÉXICO.- Ayer fue Guadalajara, hoy la Ciudad de México.
Con diferente motivo, pero con el mismo resultado: violencia, vandalismo, anarquía total en las zonas más concurridas de ambas urbes y sin la participación de la fuerza pública.
Al principio llegaron poco más de medio centenar de encapuchados, pero luego se sumaron más anarquistas y durante más de dos horas destruyen sin ninguna vigilancia.
Han atacado la Embajada de los Estados Unidos, tratan de tumbar las vallas que los protegen, y el gobierno encabezado por Claudia está ausente tras horas de refriega, de impunidad.
Todo en pleno Paseo de la Reforma, en el corazón financiero de la capital, repleta de sucursales bancarias en servicio y muchos comercios y el Hotel María Isabel Sheraton, aunque cerrados.
Desde temprano estos anarquistas realizaron destrozos en negocios y locales en la alcaldía Cuauhtémoc, a la altura de Río Tibet, rumbo a la Embajada de Estados Unidos en México, donde dijeron que se manifestarían por el asesinato del afroamericano George Floyd en Minneapolis.
Con palos, piedras y vestidos de negro, los embozados vandalizaron comercios sobre esta calle que cruza con Paseo de la Reforma, en el Ángel de la Independencia.
Previo a estos actos vandálicos, otro grupo de personas se manifestaba de manera pacífica en las inmediaciones de la Embajada, con pancartas y consignas.
La marcha de los presuntos anarquistas inició cerca de las 14:30 horas por este grupo de personas encapuchadas y caminaron sobre varias de las calles cercanas a la Embajada.
En ese ambiente de casos pasaban y pasaban los minutos y después de las 15:00 horas no había llegado ningún agente de la policía, pese a que la sede de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) está a dos cuadras.
