Medicinas vs. el cáncer

¿A QUIÉN LE CREE?-. Usted, yo y quienes estamos pendientes de la marcha del país y del quehacer del sector público, federal, estatal y hasta municipal nos enteramos a diario de lo que los funcionarios dicen, declaran y hasta presumen, pero en el día a día vemos una realidad distinta.

Ejemplos sobran: que bajan los precios de la canasta básica, que se trata con algodones a los migrantes y que abundan medicinas contra el cáncer en hospitales públicos… pamplinas.

Quienes compran productos para la comida como lo hace todo mortal, -Enrique Olivares Santana siendo secretario de Gobernación-, los mexicanos del norte o del sur que testimonian el maltrato que los empleados de Inmigración o de la Guardia Nacional dan a los centro y sudamericanos que anhelan llegar a los Estados Unidos, saben que el buen trato es sólo declaración oficial.

Por si fuera poco, los medios de comunicación, unos más que otros pero ningún omiso, destacan en sus noticieros o páginas, tratándose de prensa escrita, las innumerables quejas que a diario emiten sufridos migrantes. Incluso el lunes hubo denuncias de corrupción por funcionarios de Migración y de la Guardia Nacional, subiendo a miles de pesos lo que antes costaba sólo cientos.

En toda la concupiscencia denunciada por los migrantes centroamericanos en nuestra frontera sur, el dolor es evidente pero hasta ahí queda, sin que lo anterior se justifique en lo absoluto.

VIDA DE POR MEDIO-.Todo lo anterior es lamentable pero lo inadmisible que sólo permite la cuarta transformación es que aseguren que ya hay medicamentos suficientes para satisfacer la demanda de familiares que solicitan medicinas para tratamiento de niños con cáncer y les salen en pleno hospital que no hay o que ellos, -los familiares- los tienen que comprar.

Aquí es donde procede la pregunta ¿a quién creerle?. Al padre de la cuarta transformación que con el rostro fresco de las mañaneras hasta presume que en México llegaremos a tener atención médica de primer mundo. Citar países ni la pena vale, o bien a madres o padres de familia que con lágrimas en los ojos y el enfermito-a en brazos o al lado, denuncian desatención médica.

Tratándose de gente madura como usted, sobra el que un medio de comunicación, un reportaje o la opinión de un columnista le sugiera quién tiene la razón. Hacerlo sería faltarle al respeto y al menos no es la intención de este escribiente. Ahora se descubre que el gobierno compra medicinas de baja calidad y mentira que la Organización Mundial de la Salud lo avale.

Como sugerencia habría que consultar la columna de Carlos Loret en El Universal de ayer.

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