La carta de Julio Scherer a Proceso está en realidad dirigida al presidente

Vamos aguando la fiesta…

Por RAFAEL CARDONA

De ninguna manera lo considero una casualidad. Julio Scherer Ibarra, ya sin un padre cuya influencia nacional lo cuide, proteja y perdone de sus errores, como cuando era un adolescente o un joven con poca experiencia en la vida, escogió la revista fundada por su papá, para “romper el silencio” de manera estrepitosa (ni tanto) con eso levantar la fosa séptica judicial de la Cuarta Transformación, no sin antes advertir, en el más puro lenguaje priista del echeverrismo, su enorme respeto por el señor presidente.

Y si al inicio hablé de coincidencias –la fecha y la encendida defensa de si mismo–, veo en la ocasión una travesura o una diablura: la revista PROCESO, cuya circulación mayor comienza los domingos, aun cuando en su versión digital ya esté disponible desde antes, será materia de muchos comentarios en la asamblea plenaria de la grilla nacional cuando el “tout Mexique”, se reúna en los polvazales de Tecámac para aplaudirle al más grande benefactor aeronáutico de la historia, el señor presidente Andrés Manuel López Obrador, quien con la nueva terminal aérea les muestra a los mexicanos la ruta de la austeridad constructiva, de la obra sin dispendios, del adiós al faraónico estilo de los corruptos neoliberales, racistas, clasistas, falocrático, misóginos, conservadores, helicópterofílicos, negociadores, extravagantes y todo cuanto ya sabemos. Son eso y más.

Pero mañana, cuando el suave viento sobre el polvo de las arenas salitrosas no manche ni siquiera los pliegues de las banderas, cuando suenen los himnos, las fanfarrias y se perciba el ruido tamborilero de la fiesta cívico militar en la cual el Ejército Nacional le entregue una obra singular al Ejecutivo, y le diga, como suelen decir los soldados, misión cumplida, señor presidente, para servicio del pueblo y administración del Ejército Nacional, nadie va a compartir su asombro estético por la esbeltez de la Torre de Control (como pepino con chile), por estar con el comentario más socorrido desde el sábado por la tarde:

–¿Viste que putazo le metió Scherer a Gertz? No hombre, a Olga, pobrecita, ya no está para estos bretes, de veras.

El artículo de Julio Scherer en PROCESO es cualquier cosa, menos eso. Es una carta al presidente. Y en el fondo de ella hay una súplica casi de Viernes Santo: en tus manos encomiendo mi espíritu. ¿Por qué?

Pues por algo muy sencillo, en ese triángulo de conjuras, trampas, patadas bajo la mesa, intrigas palaciegas, delaciones, murmuraciones en el oído presidencial, acusaciones y todo el potaje de la ya dicha fosa séptica en la cual chapotean estos personajes, solamente uno de ellos se ha quedado sin empleo en el gobierno. Y para salir de este gobierno se necesita solamente un voto.

Si de todo ese berenjenal de acusaciones descrito por Scherer en su carta con ropaje de texto periodístico es cierto (¿publicarlo en PROCESO no confirma la falsedad de su lejanía?), el presidente estaba enterado de todo cuanto ahora se quiere aclarar y sacar a la luz, precisamente cuando Alejandro Gertz acaba de recibir dos espaldarazos, uno de parte del tibio y obsecuente Senado de la República con legisladores de apoyo, en las filas de Morena, y con censores de oposición tan domesticados, como para llegar al extremo de pedirle una “selfie”, como si fuera el James Bond de la FGR.

Obviamente el presidente sabía todo esto cuando el pasado día 9 le obsequió a AGM, el segundo pasaporte de impunidad:

“Mantengo la confianza en el fiscal, lo demás es apostar a tumbarlo, por hablar claro. Eso como que no nos conviene a los mexicanos (…) Ya expliqué que es un asunto personal. Gertz presume que su hermano fue asesinado y es un asunto que él quiere que se aclare y se haga justicia. La otra parte sostiene lo contrario (…) “Él llegó a la Fiscalía y quiso que ese asunto se resuelva. Ahora, si va a usar su cargo para influir en el caso, habría que esperar el resultado de los ministros…”

Pero si a alguien “tumbó” esta enemistad, este encono entre los cercanísmos colaboradores y empleados del presidente fue a Julio. y por favor, no venga alguien con la falsedad de la autonomía de Gertz, porque esa es otra patraña.

A la hora de tomar una decisión el presidente quitó a Scherer quien hoy nada sin salvavidas. Por eso dice:

“…más allá del futuro que me aguarde, queda mi testimonio…”

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