El mes de la patria se ha inaugurado con un monólogo acrítico y autocomplaciente y sin contrapeso en el Congreso

LAS PALABRAS EN EL ESPEJO

Por Rafael Cardona

Despojado del sentido original de rendición de cuentas,  y más aún de la liturgia perversa de la adulación, de llevar al presidente de la República al seno de la representación nacional y aplaudirle un informe del estado de la administración y la salud de la patria encarnada  — como fuera–  el actual Informe no lo es tanto, es, en el mejor de los casos, un ejercicio de solaz personal en la lectura de  un discurso sin posibles interpelaciones o reclamos, y ha permitido al Ejecutivo, desde los repudiados tiempos del panismo, un gran monólogo acrítico y autocomplaciente –inconsulto e indiscutible–, con el cual se inauguran el mes de la patria y el  periodo de sesiones de un  congreso cada vez más leve como contrapeso del poder personal del “primer mandatario de la nación”, como se le decía en los cursis tiempos de antaño.

Pero así son las cosas. Y no parece necesario cambiarlas, al menos no para el gobierno, cuya capacidad de propaganda es infinita y su posibilidad de informar trimestralmente abruma por su monotonía y sus falacias.

En este caso, formo la columna con dos intervenciones gemelas.

Una, la del primero de septiembre del año pasado y la otra, la del mensaje de ayer. Como se ve son ejemplo de congruencia y reiteración.

La congruencia siempre es reiterativa, de la misma forma como todo dogma es una fortaleza, sobre todo para quien lo patentó y dispersa como prueba de su fuerza frente a un pueblo hipnotizado por la frecuencia y la reiteración del mismo mensaje, sin fisuras ni grietas, sin apoyo en otra realidad más allá de la oratoria.

2021:

“…Todo lo alcanzado por el gobierno que encabezo es fruto del trabajo de muchos servidores públicos, muchos servidores públicos, que quisiera yo tenerlos enfrente para agradecerles por su dedicación, por su entrega. Servidores públicos honestos y comprometidos con resolver las demandas de nuestro pueblo.

“Agradezco el apoyo de ustedes, mujeres y hombres integrantes del gabinete, mujeres y hombres leales y solidarios, fraternos. Pero, sobre todo, mi gratitud a la gente, al pueblo, al pueblo raso, por su respaldo y confianza. Tengo muy claro que debemos atender a todos con respeto, sin dejar de ayudar a nadie; pero la preferencia se debe seguir dando a los más pobres y necesitados. Es decir, debemos seguir aplicando el criterio de que, por el bien de todos, primero los pobres.

“Como lo escribí en la introducción de mi nuevo libro que se llama, precisamente, A la mitad del camino, es tan importante lo logrado, hasta ahora, en este periodo que hasta podría dejar ahora mismo la Presidencia sin sentirme mal con mi conciencia. Que es lo más importante en mi vida.

“Reitero, es mucho lo realizado y sería muy difícil dar marcha atrás a decisiones o acciones que se han tomado en bien del pueblo y de la nación; cómo podrían los conservadores, por ejemplo, quitar las pensiones a los adultos mayores, cómo podrían suprimirse las becas a los estudiantes pobres; cómo volver al lujo, a las extravagancias en el ejercicio del gobierno; cómo regresar a la condonación de impuestos a las grandes corporaciones económicas o financieras; cómo  retornar a la  privatización depredadora de los bienes públicos, cómo lograrían que volviera a imperar la corrupción en nuestro país. En fin, un retroceso no sería cosa fácil.

“Vamos bien y estoy seguro de que la gente va a votar a finales de marzo del año próximo porque continúe mi periodo constitucional hasta finales de septiembre de 2024. Desde luego no solo es esto lo único que necesito para cumplir mi misión: falta lo que diga la naturaleza, la ciencia y el Creador, no podemos ser soberbios. Pero si tengo suerte y termino, creo que vamos a consumar la obra de transformación y no dejaremos ningún pendiente. Cuando esté entregando la banda presidencial solo diré a los cuatro vientos:

“¡Misión cumplida! Me voy a Palenque, les dejo mi corazón. Muchas gracias”.

2022:

“…Estamos ganando la batalla contra el racismo,  el clasismo y la discriminación; hemos reducido la incidencia delictiva, son pocas las manifestaciones de protesta; no proliferan las huelgas ni existe ingobernabilidad, se garantizan como nunca la libertad de expresión y el derecho a disentir, el gobierno no participa en fraudes electorales, la Fiscalía General de la República y los poderes Legislativo y Judicial actúan con absoluta independencia; el peso no se ha devaluado, han aumentado las reservas del Banco de México  en 14 por ciento; existe libertad religiosa y estado laico; se está demostrando que la mayor riqueza de México es la honestidad de su pueblo y ahora más que nunca está presente que México es de los países con mayor riqueza cultural en el mundo. Está más presente que nunca la grandeza cultural de México.

“Amigas y a amigos, les confieso que ahora poseo más aplomo y serenidad que antes, ha crecido aún más– esto sin duda– mi respeto y el amor al pueblo. Creo con racionalidad, con mística y con optimismo que triunfará la Cuarta Transformación de México y en lo personal me siento bien y de buenas estoy feliz, porque la revolución de las conciencias ha reducido al mínimo el, analfabetismo político.  

“Gracias a los servidores públicos que me acompañan y a todas y a todos los mexicanos por participar en esta odisea, en pos de la felicidad del pueblo y la prosperidad de la patria. Muchas gracias. ¡Que viva México!, ¡Viva México!, ¡Viva México!”

Y el próximo año… no somos iguales.

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