HOMILIA DOMINICAL DE EL PAPA
Por Eleazar Flores
IMPERDIBLEMENSAJE-. Para liberarlo un poco de “más de lo mismo” en cuanto al “exitoso” ataque gubernamental contra el coronavirus, la “puntual” dotación de medicamentos contra el cáncer infantil y la “efectiva” lucha frontal contra la violencia, céntrese en un mensaje profundo.
Se trata del sermón del Papa Francisco del pasado domingo, mensaje profundo, dirigido al mundo, que nada tiene que ver con el “ángelus” político-militar, de una semana a la fecha impuesta por la “cuatrote”, con honores militares y minuto de silencio, a las doce del día, en memoria de los 60 mil 800 mexicanos caídos víctima del coronavirus y la ineficiencia oficial.
SER FELICES-. Pareciera fuera de lugar el llamado papal de ser felices pero no, es el momento más oportuno, justamente cuando unos nos encontramos en aislamiento familiar y otros, obligados a salir a trabajar por la sencilla razón de obtener dinero para la comida. Para unos y otros hay mensaje alentador, digerible, es cuestión de pensar y repensar el contenido del mensaje papal.
“Tu vida es la empresa más grande del mundo, sólo tú puedes evitar que se vaya cuesta abajo” dice el Papa Francisco, añadiendo que se pueden “celebrar éxitos pero también aprender lecciones de los fracasos” y algo más profundo para quienes están ávidos de la publicidad, aconseja que “se puede ser feliz en el anonimato”.
Recurriendo a una frase del obispo norteamericano Fulton J. Scheen dijo Francisco que “la vida vale la pena vivirla a pesar de los desafíos, malentendidos y periodos de crisis”, añadiendo que la gente “debe dejar de sentirse víctima de los problemas”, -¿se referiría a quejosos de problemas que dejaron los conservadores en México?, no lo creo, el Papa tiene una visión más amplia del mundo.
Algo más, el representante de Pedro en este valle de lágrimas aconseja “sentirse seguros al recibir una crítica aunque sea injusta, es tener el coraje de escuchar un no, y también la madurez para decir me equivoqué así como el valor para pedir perdón”. Por más que algunos lo duden, hasta ahora no hemos escuchado nada de todo lo anterior, ni de los jefes inmediatos, menos de los impolutos y célibes integrantes de la cuarta transformación. Recordé a Bartlett y Cia.
Remata el Pontífice sugiriendo “no solo sentirse feliz con el aplauso sino también ser feliz en el anonimato”. Pensaría en quienes a diario salen en los medios cuando que podrían hacerlo los responsables de las carteras que tienen a su cargo?
También sugiere a quien quiera oírlo, “que tu primavera sea amante de la alegría y que seas un amante de la sabiduría en tus inviernos”.
Ojalá y algunos oyeran estas sugerencias sabias.
