El anillo del sol de verano y una carta

Amigo estimado:

Llega el ardiente verano con la pandemia en su apogeo absoluto, con sus 20 mil muertos sobre la espalda y con el sol en el estreno radiante de su eclipse anular; fogosa sortija sideral visible en otras partes, pero imperceptible en México donde el anillo epidemia en el dedo del poder, muestra la dureza de su solitario diamante infalible, en el país de quien no esta conmigo en mi contra es y no solo en las afueras sino también dentro de la casa bajo cuyo techo no se permiten disidencias ni pugnas internas; fuera los simuladores, los advenedizos, proscrito sea quien no comparta el dogma, quien dude y cometa herejía o deslealtad,  será expulsado del Edén con una espada ardiente a la entrada del paraíso perdido y se irá allá, al este, cerca de Palenque, pero sin billete de retorno, porque la transformación es cosa seria, no permite titubeos ni hesitaciones, mucho menos engaños o simulación desde los muchos órganos inútiles creados solo para solaz de los amigos y salario de los compadres, en un rosario infinito de comisiones, consejos y demás, cuya utilidad ha sido para engordar las injustas nóminas del neoliberalismo, sin darse cuenta de cuántos y cuántos mexicanos en verdad requieren de la mano próvida del gobierno, pues si no es él  quién verá por estos hijos desvalidos de la patria en cuyo vasto territorio ya ni el maíz cubre la superficie y se han agotado los veneros del petróleo y las minas son casi todas canadienses y se llevan el oro y hasta la cubetita del Santo Niño de Atocha, patrono de los plateros y de algún aspirante a la presidencia de la República, pero no, las cosas no se van a quedar así, las cosas han cambiado y ya no es como antes, ya no se despide a un cronista de sociales por decir en la emoción de un relato nupcial cómo de tan bella

la hija del señor presidente hasta parecía una virgen, tal si en ese involuntario entrelineado se sugiriera la impureza con la cual llegó a los altares la nena favorita del señor general, ahora desposada de blanco, como debe ser y con todo el significado de la pureza, faltaba más, ya no es como antes, ya no se cierra un  diario por el aparente error de colocar una fotografía de mandriles en Chapultepec con el pie de grabado de la imagen severa del señor presidente en la inauguración de tal o cual obra; no, ya no es así, nadie repetirá aquel episodio de “La feria de las flores” cuyo texto tanto indignó a la esposa del señor presidente López Portillo (ni los ladridos en la colina le hicieron tanta mella) y por cuya imprudencia Gustavo Sainz se exilió a dar clases en una escuela gringa; no, ya nadie le quitará la tribuna ni a un periodista ni a un merolico, ni a un “yuotuber” por un feble asunto de mala comicidad y peor leche con un apodo ramplón al hijo del Señor Presidente, porque además –deje decirle–, quien  se lleva se aguanta y cada quien usa el poder a su disposición y si alguien ha creído en la potencia de los medios se ha equivocado, porque en otros tiempos se podía  decirle Henry Monster al jefe del Estado y nada sucedía, pero hubiera pasado cualquier cosa si se meten con los niños, porque los menores deben ser intocados si no fuera suficiente con respetarlos como mandan la buena cuna y la mejor educación; porque las cosas de la crítica son hacia quien tiene el poder, no hacia su familia o no –en serio—contra los niños, quienes son inocentes y como decía la señora en los lavaderos de ayer, uno como sea, pero ellos no tiene la culpa de nada, ellos son hijos de quien son hijos y las acciones de sus padres son responsabilidad de mayores, no de menores, pero hay cosas inmutables en la vida, y una de ellas debe ser el respeto a lo respetable, dígame si no es así,  pero esas cosas son en verdad menores, como menor es el protagonista del escandalo menor en un momento en el cual se deciden cosas realmente trascendentes, como por ejemplo, cómo nos resignamos a los 20 mil muertos en menos de un trimestre, suponiendo con toda lógica un número semejante para cuando el calendario pierda la hoja de  agosto, si seguimos, como en Morelos, atendiendo la epidemia con hospitales simulados, en simulacros con pacientes fingidos y un  gobernador de utilería exonerado por la Contraloría. (bonita rima), o a lo mejor se trata de más difuntos y de más daños irreversibles a la economía; porque las cosas, digan como quieran decirlo quienes deben hacer del optimismo su materia de trabajo, las cosas se ponen cada vez peores y si hace días el Señor Presidente nos dijo cómo la economía ya había tocado fondo, jamás nos describió la hondura de su profundidad y los días de la sorpresiva, instantánea y milagrosa recuperación porque  no se ven llegar y ni siquiera se advierten en el horizonte, los remedios y las causas de la debacle presentes desde antes y agravadas después de la epidemia, pandemia o pandemonio en el cual estamos sumergidos como el buzo avergonzado mientras  se tapaba la cara con el agua, como nos dijo el poeta Marco Antonio Montes de Oca aunque estos no son momentos de poesía ni de literatura,  sino de economía y geopolítica, pues ya se vienen los embates del T-Mec cuya salvífica condición  ha sido altamente sobre dimensionada por los mexicanos, mientras los gringos ee aprestan a usar los paneles de controversia por esto y por aquello y entonces veremos el color de la pintura verde y sabremos cuantas correas salen de cada cuero, sabiendo siempre las escasas dimensiones de nuestro pellejo cuya legislación será modificada en un periodo fuera de calendario, para darles a los senadores oportunidad de hacer cinco leyes y otra más a los diputados a partir del próximo miércoles, pues ya desde mañana se aprobará la celebración del periodo extraordinario, es decir fuera de los ordinario, lo cual no significa y Dios no lo quiera, en la misma ordinariez a la cual nos tienen acostumbrados los señores legisladores a quienes lees urgen cumplir con la exigencia trinacional del acuerdo, cuya vigencia está a la vuelta de la esquina y a nosotros nos sorprende metidos en otras discusiones como  si sirve o no para algo el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación o el futuro de las víctimas las cuales requieren defensores o carecen de ellos, como si la palabra víctima fuera sinónimo de mártir a quien se le deben satisfacer demandas compensatorias, en especial cuando se han violado sus Derechos Humanos, cosa bastante frecuente en estos días en cuyo triste transcurso nadie nos garantiza el derecho a la salud, y ya no digamos a la seguridad, en tanto algunos exagerados digan, tampoco el derecho al libre pensamiento y la libérrima expresión de las ideas, aunque todo cuanto se dice no sean ideas sino idioteces garantizadas por la Constitución o el Derecho de Replicar, pero así están las cosas por acá, mi amigo y si me he extendido en esta carta en respuesta de la suya anterior, ha sido por el entusiasmo de comunicarle a usted cómo  nos viene y va la vida en este país tan hermoso donde la hoja del árbol no se mueven sin la sabia voluntad de quien  tiene poder hasta para mover el follaje del bosque, sea este cualquiera o el bosque de Chapultepec, ahora en manos de un  galerista experto en engañar bobos con cajas de zapatos vacías, porque si al menos los dichos empaques de cartón tuvieran un par de choclos dentro, sería menos fraudulento el bulo de como es, disfrazado con el indefinible concepto de la obra de arte , porque como decía el inmortal Chin Chin, entre tu arte y mi arte pues prefiero lo segundo y con esa cita terminar esta misiva en la cual le deseo a usted salud y  bienestar y si tiene tiempo le sugiero la nueva lectura de Ruiz Zafon a quien han declarado muerto tras una cancerígena enfermedad cuya sevicia lo mandó al otro mundo, lo cual es una verdadera lástima. Lo abrazo sinceramente.

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