CIUDAD DE MÉXICO.- Es reclusión, no vacación.
Los gobiernos de los estados con balnearios y accesos a las playas han tomado la decisión de cerrar hoteles e impedir el acceso a las playas.
Esto se hará a pesar del enorme costo económico de las próximas dos semanas, pues corresponden a la Santa y a la de Pascua, cuando hay más turismo.
La primera decisión la tomó el gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz, quien para sorpresa de todos anunció que los hoteles estaban impedidos para proporcionar servicios desde ayer.
Le siguió el de Guerrero, Héctor Astudillo Flores, quien ayer informó que “por ninguna razón se permitirá que la gente se hospede en hoteles de Acapulco o se bañe en las playas”.
Esto se extiende para otros lugares de gran afluencia durante esta temporada, como son el corredor Ixtapa-Zihuatanejo, y Taxco, de gran tradición por sus celebraciones de viernes y sábado santos y domingo de gloria.
En Quintana Roo el gobernador Carlos Joaquín dispuso que la fuerza pública, en coordinación con las federales, se encargue de vigilar que no se corran riesgos sanitarios por esa razón.
La misma medida tomó Baja California Sur, a donde acuden millares de turistas estadunidenses y canadienses que dejan gran cantidad de recursos en esta temporada.
La medida aplica tanto para Los Cabos como para La Paz.
Con estos antecedentes, las medidas se generalizarán porque, argumentan el gobierno federal y estatales, los riesgos de contagio son muy grandes por las aglomeraciones.
No está confirmado, en cambio, que el agua transmita el coronavirus.
