Se unieron para oponerse al partido de Estado.
Para vencerlo.
O eso nos dijeron.
Pero ha resultado lo contrario.
Son los mismos ambiciosos de siempre en el impúdico reparto de candidaturas por cuotas, como ha sido su costumbre.
Resultado: han favorecido al presidencialista Morena en gran parte del territorio.
Son conocidos casos paradigmáticos:
La adquisición de Clara Luz Flores en Nuevo León, adelantada aquí en febrero del año pasado cuando todavía era priísta.
A ella se sumó otra candidata a gobernadora, Monica Rangel en San Luis Potosí, también priísta hasta hace unas semanas.
Luego las siguió Xavier Nava cuando esa alianza, vía el PAN, lo marginó en la lucha por la candidatura azul, amarilla y tricolor.
¿Se hizo algo por retenerlos cuando eran seducidos desde Palacio Nacional para reformar al partido del gobierno?
Nada.
Ni siquiera se les ofreció negociar.
Tampoco se acercaron a políticos con capital propio como Armando Cabada en Ciudad Juárez, también invitado para diputado plurinominal desde la sede del Poder Ejecutivo.
LA SEDUCCIÓN DEL PODER
Hablamos de casos famosos.
Pero atrás hay una gran cantidad de aspirantes a diputados federales o locales, a alcaldes, a regidores y otras posiciones de representación.
También ellos coquetean con el poder porque ahí está su futuro con todo: cargos, dinero, cuotas, poder y cachondeo gubernamental.
Pero si el oficio político muestra déficits marcados en PAN, PRI y PRD -Movimiento Ciudadano también tiene lo suyo-, peor está la estrategia electoral.
Aquí hemos hablado sobre la falta de narrativa, de oferta política para conservar bases -muchas de ellas ya en tránsito hacia Morena- y aglutinar a los inconformes.
Ha podido más la ambición.
Están perdidos en el enfoque, como dice un documento entregado por el panista Rodolfo Elizondo a los dirigentes de los tres partidos.
Les sugiere no atacar al presidente, pues mantiene simpatías y no estará en la boleta, sino señalar errores del gobierno y ofrecer “propuestas concretas”.
Lanzar a candidatos populares, no a los de siempre, como han decidido Marko Cortés, Alejandro Moreno y Jesús Zambrano.
Elizondo y otros personajes plantean varios puntos claves más, pero nadie le hace caso y por eso el amasiato de la oposición marcha sin eco, con pena y seguramente sin gloria electoral.
Y A REFORZAR EL SENADO
1.- Cuando Ricardo Monreal insiste en sus iniciativas, sabe por qué.
Atrás de cambios a varias leyes -Banxico, Cinematografía, regulación de redes sociales, etcétera- está su confianza en reforzar a Morena en el Senado de la República.
Ya se llevó a Verónica Camino, sin necesidad porque el Verde es apéndice del gobierno en turno pero útil para decidir órganos electorales y sobre todo la Comisión Permanente.
Los trabajos de seducción continuarán porque son necesarios para asegurar la mayoría calificada -dos tercios de los 128 escaños- para sacar todas las iniciativas, propias o presidenciales o propias.
Y 2.- también en la escenificación avanza Morena.
La Comisión Nacional de Honestidad y Justicia cumplió el trámite inútil de escuchar la versión de Félix Salgado Macedonio sobre acosos y violaciones aun reconocidas por él.
No espere sorpresa: ese organismo de Eloísa Vivanco satisfará a placer la instrucción presidencial de avalar su candidatura en Guerrero.
