CIUDAD DE MÉXICO.- Nada de nada.
De ninguna parte.
Ni de la Presidencia de la República ni de las masacradas familias LeBarón y Langford.
Así cristalizó el adelanto dado este lunes por Teléfono Rojo, donde informamos que se les impusieron varias condiciones y, lo peor, que el encuentro se organizó para contener a Estados Unidos.
La orden se cumplió a la letra: reunión secreta, sin voz de las víctimas y huida por una puerta lateral para evitar que dieran declaraciones a los medios de comunicación.
Eso sí, antes de llegar se les armó una manifestación de chairos para gritarles “¡Vendepatrias!… ¡Vendepatrias!” porque pidieron que Estados Unidos declara terroristas a los cárteles mexicanos.
Poco importa una acotación: ellos tienen la doble ciudadanía, la mexicana y la estadunidense, y por ello tienen el amparo de la Casa Blanca y por supuesto del gobierno de Donald Trump.
A continuación la información de Quadratín:
Integrantes de la familia LeBarón y Langford tras reunirse en Palacio Nacional por más de dos horas con el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, abandonaron el inmueble sin emitir alguna declaración.
Los deudos de tres mujeres y seis niños quienes fueron asesinados el pasado 4 de noviembre en la zona de Bavispe, Sonora, acudieron a la sede del Ejecutivo federal para reunirse en privado con el Presidente y conocer los avances en las investigaciones.
Sin emitir ninguna declaración, la treintena de personas que participaron en la reunión privada salieron por una puerta contigua para dirigirse a la Secretaría de Relaciones Exteriores en Avenida Juárez, para sostener una entrevista con el canciller Marcelo Ebrard.
El pasado domingo la Fiscalía General de la República informó sobre la detención de tres presuntos implicados en el ataque ocurrido en Sonora.
